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La cooperación ha demostrado ser una poderosa herramienta para la justicia social y, especialmente, para las comunidades sometidas a la discriminación racial. En Estados Unidos, las personas que se han unido frente al racismo llevan mucho tiempo recurriendo a la acción cooperativa para mejorar la vida de forma tangible.
Las cooperativas alimentarias estadounidenses de la Neighboring Food Co-op Association (NFCA; 'asociación de cooperativas alimentarias vecinales') están trabajando juntas para hacer realidad la visión compartida de una economía regional próspera, arraigada en un sistema alimentario sano, justo y sostenible, y en una comunidad vibrante de empresas cooperativas. Un elemento central de estos esfuerzos consiste en hacer frente al racismo sistémico y al clasismo en todas sus múltiples formas.
"Para dar vida y cumplir los valores y principios de nuestro movimiento cooperativo, necesitamos situar la justicia social, racial y económica en el corazón mismo de nuestras cooperativas", afirma.
Otra cooperativa que hace precisamente esto es la Federation of Southern Cooperatives, que representa a agricultores y agriculturas, terratenientes y cooperativas de comunidades negras del sur de Estados Unidos. Esta federación fue fundada hace 57 años por 22 cooperativas que confluyeron en el movimiento por los derechos civiles y el movimiento de desarrollo cooperativo negro. Actualmente ofrece servicios de desarrollo cooperativo, de conservación de tierras y labores de incidencia política, así como de mediación y ayuda en caso de catástrofe.
Las luchas desarrolladas por los y las cooperativistas negras han quedado bien documentadas en el libro de Jessica Gordon-Nembhard, Collective Courage: A History of African American Cooperative Economic Thought and Practice ('Valentía colectiva: Una historia del pensamiento y prácticas económicas cooperativas afroamericanas'), que explora la tradición del desarrollo económico cooperativo negro en el contexto de la larga lucha por los derechos civiles.
Esta autora piensa que el modelo cooperativo puede ser una poderosa herramienta para empoderar a los grupos subalternos que están luchando contra la desigualdad económica y la discriminación. En su investigación analiza por qué las comunidades negras se han dedicado a crear cooperativas en todo el país.
“Al comienzo, las cooperativas fueron una respuesta a la marginalidad y la crisis”, ha comentado a Co-op News. "A menudo se debía a que no se les ofrecía los entierros dignos que querían para sus familias, o no podían acceder a alimentos de calidad, asistencia sanitaria o préstamos bancarios. Así que crearon sus propios negocios."
"Esa conexión entre sobrevivir a la opresión y a la marginalidad gracias a la economía cooperativa era muy poderosa. Y entonces la gente fue incluso más allá y comenzó a plantearse: 'Si esto nos está ayudando a sobrevivir, imagínate si usáramos esta estrategia para más cosas, ¡cuánto podríamos prosperar!'".
Nannie Burroughs (1879-1961) , cofundadora de Cooperative Industries of Washington, fue propuesta por Gordon Nembhard y Margaret Lund para formar parte del Salón Cooperativo de la Fama.
Burroughs pensaba que las cooperativas ofrecían a las comunidades negras una alternativa viable a las penurias de la Gran Depresión. Fue una gran oradora, intelectual, educadora y activista estadounidense que trabajó con, o inspiró a Adam Clayton Powell Jr., Ella Joe Baker, Martin Luther King Jr., Ralph Abernathy y Thurgood Marshall. Fue además cofundadora de la sección femenina de la Convención Nacional Bautista, que buscaba amplificar la voz y el papel de las mujeres en la iglesia, e inauguró la National Training School for Women and Girls en 1909, la primera escuela de formación profesional para niñas negras en Estados Unidos.
“Pero un gran centro educativo y una organización religiosa nacional no fueron suficientes para ella", comenta Gordon Nembhard en el vídeo de nominación de Burroughs. "Además fundó y utilizó el modelo empresarial cooperativo para alcanzar su objetivo último de empoderamiento económico de las mujeres negras. Gracias a la propiedad cooperativa, una mujer podía adquirir habilidades, obtener unos buenos ingresos en un entorno laboral seguro y democrático, y lograr mayor autonomía".
Así, en julio de 1934 cofundó, junto con Sadie Morse Bethe, la primera de un conjunto de cooperativas con el objetivo de crear puestos de trabajo para mujeres negras, así como para personas desempleadas, de baja cualificación o con discapacidades. Empezó con la producción cooperativa, costura, embotado y fabricación de escobas, butacas y otros artículos artesanales; a los seis meses de su fundación, la Northeast Self Help Cooperative ('cooperativa de autoayuda del noreste') era la mayor fábrica de costura de Washington DC, con un personal de 50 miembros. En dos años ya contaba con 400 miembros.
Rebautizada como Cooperative Industries of Washington DC, esta cooperativa se convirtió en "lo que puede haber sido la primera cooperativa multiservicios en Estados Unidos, combinando las cooperativas de trabajo asociado con las cooperativas agrícolas y las cooperativas de consumo alimentario", afirma Gordon Nembhard.
“Burroughs se consideraba a sí misma como una constructora de movimientos.”